viernes, enero 25, 2008

A fuerza de cariño

A fuerza de cariño era una serie de televisión que narraba las vicisitudes de Corky Thacher, un adolescente con síndrome de Down, que se esforzaba en adaptarse a un entorno obstinado en sus prejuicios. Cada semana, Corky nos ofrecía una lección de sacrificio y superación. Sus disparatadas ocurrencias nos inspiraban, nos conmovían y nos hacían reflexionar.
Recuerdo con especial cariño el episodio en el que la integración escolar de Corky era sometida al reto definitivo: el arte. El maestro encargaba a la clase la redacción de un relato. Al recibir la noticia, el rostro de nuestro protagonista se contraía como si hubiera recibido un disparo. Podíamos leer en su semblante que su discapacidad podía convertirse en esta ocasión en un obstáculo tal vez insalvable. “¡Quiero ser creativo!”, gritaba Corky con la misma desesperación con la que Vincent Van Gogh se mutilaba incapaz de soportar el vértigo ante el lienzo en blanco. “¡Quiero ser creativo!”, gritaba. Los guionistas de la serie, en un arrebato visionario, habían sumado locura al síndrome de Down, una fórmula tan volátil y peligrosa como la dinamita. Finalmente, la lógica se imponía. El protagonista leía a sus compañeros, inseguro pero con progresiva firmeza, un relato inspirado en experiencias personales que, a pesar de su mediocre calidad literaria, lograba emocionarnos una vez más.
Corky había vuelto a conseguirlo



miércoles, enero 16, 2008

Plaza de España

Un niño lanzando una moneda en el estanque.
Un japonés fumando en pipa.
Juan Echanove con gorra de baseball y gafas de sol.
De incógnito.
Juan Echanove.
Con gabardina. Con barba postiza.
Juan Echanove.
Asediado por la multitud.
Desmembrado, devorado.
Una mujer clava una dentellada en la pierna de Juan Echanove.
Una pareja comparte su hígado.
Un oficinista ayuda a un anciano a verter su sangre en un caldero. Beben.
Es una comunión

sábado, enero 05, 2008

Amenaza

Un padre y su hijo se abrazan junto a un coche aparcado en doble fila. El hijo está calvo. El padre lleva un peluquín rubio. El chico abre el maletero del coche y saca dos trozos de roscón. Entrega a su padre uno de ellos. Empiezan a comer pero un momento después se detienen. El chico ha encontrado una figurita de porcelana dentro de su pedazo de roscón. Ríen.
El padre devora su bizcocho