martes, marzo 21, 2006

Lifting

Bah, lo he perdido casi todo. En parte, al menos. Y me da un poco igual. Probablemente porque confío en recuperarlo casi todo. En parte, al menos. En la caché de algún motor de búsqueda. En la copia de seguridad de octubre de 2005. En el disco duro de algún perdedor. En realidad ya he recuperado una parte. Una buena parte. Casi todo. Perderlo me habría matado

2 comentarios:

PIANISTA EN UN BURDEL dijo...

Virgen. Todo blanquito y virgen está este blog. Jadeando "Edit-me", "Edit-me"...

Me encanta pensar que este comentario, dentro de poco, no tendrá ningún sentido.

Anónimo dijo...

Saturday, February 05, 2005
Somos idiotas

queridoantonio.com
Cuando llego borracho a casa de Antonia hago una cosa bastante repugnante: me tiro en el sofá y enciendo mi último cigarrillo. Cuando me despierto con resaca en casa de Antonia hago una cosa bastante repugnante: me siento en el sofá y enciendo mi primer cigarrillo.
Nacho viaja camino de Los Angeles. Tiene bastantes motivos para no querer morirse. Eso es. Ayer volvimos a comer con Tones en La Selva. Les conté aquel documental sobre experiencias post mortem que había visto hacía un par de semanas. Respetables miembros del mundo académico trataban de explicarse cómo era posible que todos aquellos desgraciados conservaran la conciencia cuando su actividad cerebral había cesado. Según una de las hipótesis la mente y el cerebro estaban SEPARADOS. La mente, decían, no se corresponde con la actividad neuronal sino con determinadas estructuras subatómicas del cerebro. Por eso, debido a una propiedad llamada coherencia cuántica, la mente SOBREVIVÍA a la ausencia de impulsos eléctricos.
"Ojalá", dijo Nacho.
"Sí...", dijo Tones.
"Esto NO ES pseudociencia", dije yo.
Ya ven, aferrándonos como cualquier idiota a la esperanza de la vida eterna.
Entretanto, César, Nahikari y Antonia hablaban de vestidos

Thursday, September 16, 2004
Muere un ciclista

queridoantonio.com
Muere un ciclista, vale. Por culpa de un coche. Una tragedia. Enseguida empiezan las protestas. Los conductores no respetan a los ciclistas, ésa es la conclusión. Bueno, veamos, ha muerto UN CICLISTA. Por culpa de UN CONDUCTOR. El resto no es culpable. Si los conductores no respetaran a los ciclistas las carreteras estarían llenas de bicicletas rotas y cadáveres. Lo esporádico de este tipo de accidentes demuestra que LOS CONDUCTORES RESPETAN A LOS CICLISTAS. ¿Respetan los ciclistas a los conductores? Es posible que uno de cada quinientos automóviles llegue a MOLESTAR a un ciclista. Una fracción miserable. ¿Cuántos ciclistas tocan los cojones a los conductores? TODOS. Sin excepción. Puede que uno de cada cinco mil automóviles obligue a un ciclista a jugarse la vida. Probablemente uno de cada tres ciclistas obligue a un conductor a realizar una maniobra peligrosa. Y, bien, puede que uno de cada cinco millones de ciclistas MUERA, pero no hay estadísticas de la cantidad de conductores que muere tratando de evitar a esos cabrones lentos y frágiles. El día de nuestra primera comunión a mi hermana le regalaron una bicicleta. Y a mí, una máquina de escribir