martes, diciembre 27, 2005

El regreso a casa

¿Nunca habéis pasado una noche sin conciliar el sueño y al final ha llegado un sueño profundísimo, reparador, balsámico y ha sonado el despertador? A mí no me ha pasado jamás.
¿Os acordáis de aquellos amores preadolescentes? De aquellos amores secretos y obsesivos, de aquellas fantasías puras y épicas, ¿os acordáis? Yo las he olvidado.
¿No habeís empezado nunca una frase y habéis sido ignorados por vuestros interlocutores? Os habéis sentido menospreciados, impotentes, con la sangre palpitando en vuestras mejillas. A mí no me ha pasado nunca. Cuando yo hablo, la gente escucha.
Cuando llegáis a San Sebastián pasáis por un pueblo llamado Alegia. Unas veces os parece leer "Alegría" y otras "Alergia", según vuestro estado de ánimo. La última vez que pasasteis por allí leísteis "Adiós"

jueves, julio 21, 2005

Incendios

Ustedes… ¿Me quieren? Claro que me quieren, desgraciados. Hay que ver cuánto me quieren ustedes. Les contaría cómo llegaron a romperse la mitad de los vasos capilares de mi antebrazo pero para qué entretenerles con sórdidos detalles de mi VIDA.
Estoy bien, en serio. Algo apático quizá. No me apetece ni beber ni follar ni asearme. Sin embargo hay que conservar las apariencias. O la autoestima. No sé, me cuesta diferenciar una cosa de la otra.
Pienso en los incendios. Siempre se dice que en el siglo XIX una ardilla podía cruzar la Península Ibérica saltando de un árbol a otro. Siempre he imaginado a la pobre ardilla llegando exhausta a los Pirineos. Murmurando: “Era POSIBLE”, un instante antes de reventar. Hoy una ardilla podría cruzar la Península en un puto BMW. Suponiendo que tuviera carnet de conducir o que sus pies llegaran a los pedales. Bah, a quién le importan las malditas ardillas. Si tuvieran algo que decir habría alguna sentada en las reuniones del G8.
A lo que me refiero es a que hay demasiados incendios porque hay demasiados BOSQUES. El asfalto no arde, señores. Los árboles pertenecen al pasado.
Los árboles pertenecen al pasado…

lunes, julio 11, 2005

El hombre blanco

El hombre blanco quiere robarnos a nuestras mujeres. No se conforma con un imperio, también quiere llevarse a nuestras mujeres con sus indecentes artimañas. Con sus joyas y sus coches caros. El gitano sólo quiere tocar la guitarra y drogarse. El musulmán sólo quiere rezar y drogarse. Pero el hombre blanco lo quiere todo. No se conforma con poner una bandera en la Luna. Ahora quiere corromper a nuestras mujeres con su oro y sus cocktails. El latino sólo sabe bailar y drogarse. El oriental sólo quiere trabajar y drogarse. Pero el hombre blanco intenta confundir a nuestras mujeres con sus modales y sus segadoras de césped. Con sus adornos y sus máquinas. El hombre blanco lo quiere todo

jueves, junio 23, 2005

Asco

—Dios. Es repugnante.
—No sea usted anticuado, hombre. Estamos en el año 2005.
—Me da ASCO.
—Hoy en día todos los muñecos tienen genitales.
—¡A la mierda los genitales! Lo que me da asco es el VELLO PÚBICO.
—Cómo quiere educar a sus hijos, ¿como en Latinoamérica?
—¿Está usted CIEGO? ¡Es un BEBÉ con vello púbico!
—Bueno, algunos bebés…
—¡Qué bebés, por el amor de Dios! ¿Los del YETI?
—Se trataba de marcar una diferencia.
—¿Una diferencia? Y por qué no le han puesto también un bigote.
—Está usted exagerando.
—Dios, esos genitales…
—¿Lo ve? ¡Los genitales! ¡El problema son los genitales! ¿Ve como está usted anticuado?
—¡Me dan igual los genitales! Pero… Ese pene…
—Qué problema hay con el pene.
—Que es ENORME. Este muñeco tiene unos cojones como sandías.
—¿Ve como exagera?
—Dios… Y por qué ese HIPERREALISMO. Ese escroto arrugado…
—Somos profesionales, maldita sea.
—¿Profesionales? ¡El huevo izquierdo está más caído que el derecho!
—¡Como en la vida real!
—¡En la vida real los bebés no llevan un piercing en el glande!
—¡Estamos en el año 2005! ¡Todo el mundo lleva piercings!
—¿Y TODO EL MUNDO LLEVA UNA COBRA TATUADA EN LA POLLA?
—Bueno. Tal vez no todo el mundo. Pensamos que quedaba simpática.
—Usted no está en su sano juicio.
—¿Y si cambiamos la cobra por un dragón?
—No está entendiendo nada.
—¿Por un mariposa?
—No está entendiendo nada.
—Ah, lo olvidaba. Esto le va a gustar. Los testículos son comestibles.
—¿C-comestibles?
—Pruebe, pruebe…
—Mmm... No están mal, no están mal.
—Se lo dije.
—Mierda, son deliciosos.
—¡Con calma, con calma! Si come demasiado podría sufrir una sobredosis.
—No me importa. Necesito más de esta mierda.
—Con calma, por favor.
—NECESITO MÁS DE ESTA MIERDA, ¿ME OYE?
—Le conseguiré montañas de esta mierda. En cuanto el muñeco empiece a fabricarse en cadena.
—¡HÁGANLO INMEDIATAMENTE!
—De acuerdo.
—¡Y AUMENTEN EL TAMAÑO DE LOS TESTÍCULOS! ¡QUIERO TESTÍCULOS DE CABALLO!
—De acuerdo.
—¡SE LO SUPLICO!

martes, junio 21, 2005

Antonia

¿Te acuerdas de Andrés Mellado? Nos pasábamos el día en la cama y bajábamos a comer al VIPS a las seis de la tarde y planeábamos ir al cine pero luego volvíamos a tu casa y nos metíamos otra vez en la cama y follábamos y dormíamos y leíamos el periódico. Creo que no he sido tan feliz en mi vida. Sé que este paso es necesario pero, cuando empiezo a recordar, mi fe en esta ruptura se resquebraja. Me dan ganas de intentarlo de nuevo, de intentar no volver a cagarla, de intentar creer en el futuro. Porque no te pierdo a ti, Antonia, porque estás ahí, eres mi familia, eres mi casa, joder, tú también eres mi casa. Lo que pierdo es el futuro, nuestro futuro. Nosotros. Hay un universo paralelo en el que me asesinas con un destornillador. Hay otro en el que te estrangulo con un calcetín. En otro somos viejos y nos odiamos y tenemos dos hijos retrasados mentales y tú te has quedado calva y yo soy medio marica. En otro me abrazas en la cama de un hospital y me dices que me quieres por última vez. En otro duermes sobre mi pecho y nuestro nieto te despierta cuando abre la puerta de la habitación. ¿Lo ves? Mi fe en esta ruptura se resquebraja. Pero no podemos permitirlo. No quiero fracasar de nuevo. No quiero hacerte perder más tiempo. No quiero volver contigo, Antonia. No quiero que nuestra relación vuelva a interponerse entre nosotros. Te quiero. Estoy orgulloso de ti. Estos han sido los mejores años de mi vida. Es mucho más duro de lo que imaginé. Estoy desolado pero qué cojones. Siempre podemos echar un polvo de vez en cuando

domingo, junio 19, 2005

Decisiones

El resto de tu vida depende de tu próxima decisión. Del paso más insignificante. Te quedas sin tabaco. Decides bajar a la cafetería y terminas siendo castrado por un grupo de latin kings que odia tu forma de caminar. O bien decides quedarte en casa y no logras sobrevivir al escape de gas que provoca tu abuela demente. Tomar un atajo puede derivar en un futuro de drogadicción y hepatitis. Elegir un helado de fresa puede causar depresión e intento de suicidio. Pasear por la sombra puede provocar una bancarrota. Mierda, piénsalo: si no te hubieras comido esos cacahuetes tu hijo se habría salvado. Tu mujer no habría caído en la prostitución. Tus pulmones estarían sanos. ¡Piénsalo! Qué va a pasar ahora. Puedes tirarte al río y dejar que vean tu pequeño pene o quedarte en la orilla y dejar que imaginen tu pequeño pene. Piénsalo. Cualquier decisión es IMPORTANTE. Piénsalo. No dejes de pensarlo NI UN SEGUNDO. El desastre acecha a la vuelta de la esquina. A la vuelta de la manzana, en la próxima curva. Piénsalo. Depende de ti

lunes, marzo 28, 2005

El nuevo superhéroe

Los viejos superhéroes eran idiotas traumatizados que se entregaban a la defensa del prójimo bajo un disfraz. Su heroísmo era superlativo porque poseían capacidades extraordinarias. Sus poderes procedían de aparatosos accidentes o de improbables mutaciones. Ésas eran las premisas.
No estoy criticando “The Ultimates”.
Estoy criticando “Watchmen”.
El lector de comics asume el esquema del superhéroe del mismo modo que la retina asume los fotogramas de una película. Un comic que trate de justificar ese esquema tiene el mismo sentido que una película que intente justificar la persistencia retiniana.
Exacto: Alan Moore es gilipollas.
Los nuevos superhéroes son idiotas traumatizados entregados a la defensa de sus propias vidas en el eje de complejas conspiraciones. Su heroísmo es superlativo porque poseen capacidades extraordinarias. Sus poderes proceden de severos entrenamientos bajo la supervisión de misteriosos mentores. Ésas son las premisas.
No estoy hablando de Frank Miller ni de la enésima revisitación de “Batman”.
Estoy hablando de Black Mamba.
Estoy hablando de Jack Bauer.
Estoy hablando de Jason Bourne.
De acuerdo. El esquema del nuevo superhéroe es casi tan estúpido como el del viejo. ¡De acuerdo! La ventaja es que no admite revisiones. El nuevo superhéroe es el superhéroe definitivo. Bueno, tal vez algún imbécil tenga la ocurrencia de describir concienzudamente qué sucedió en aquellos oscuros años de entrenamiento, de ofrecer la explicación médica de la ten-point palm exploding heart technique o de exponer los fundamentos físicos de las imprecisas trayectorias de las balas de los villanos. Tal vez algún imbécil lo haga. Tal vez el Alan Moore de 2020 se dedique a eso. Pero la verdadera revisión del superhéroe consiste básicamente en debilitar su dimensión moral. El nuevo superhéroe (así como el superhéroe revisitado) bebe, fuma, vota al Partido Republicano, pega a su mujer y se mea en la acera. El nuevo villano es un padre ejemplar y saca a pasear al perro tres veces al día. Así de sencillo. Así de idiota

miércoles, marzo 16, 2005

El Cid

Me encanta el tren.
Voy sentado junto a la puerta del vagón. Una pareja de adolescentes se besa. No tienen futuro. Tienen acné. El chico junta la palma de su mano con la de la chica y dice:
-Esto no es una mano, es una carpa.
El tren se para. Un señor con un libro enorme se sienta frente a mí y empieza a leer.
"El Cid".
-Esto no es una mano, es una carpa.
El señor que lee "El Cid" queda repentinamente catatónico. Tiene la vista clavada en el infinito. Pienso: qué cojones ha podido LEER este hombre que le ha conducido a ese estado. El chico sigue comparando su mano con la de la chica mientras con la otra intenta pellizcarle el culo. La chica le separa. Le besa. El hombre sigue leyendo. El chico dice:
-Esto no es una mano, es una carpa.
El chico sujeta la mano de la chica. Con la otra mano pellizca su nariz. El hombre ha vuelto a quedar catatónico. Q-q-qué clase de REVELACIONES puede encerrar "EL CID". Los chicos están más tranquilos.
-Esto no es una mano, es una carpa.
La chica se ríe. La mano de él no es mucho más grande que la de ella. El señor tiene la vista clavada en mí

martes, marzo 08, 2005

Pequeño Papa

"El papa ha muerto. Harta de ver cómo se arrastraba por los púlpitos del mundo entero, la curia vaticana elige como nuevo pontífice al más joven de sus cardenales: un pequeño y atlético sacerdote colombiano que fue campeón de gimnasia deportiva en el instituto. Durante el cónclave, el elegido sufre una apoplejía que le produce parálisis y dificultades cognitivas. El nuevo papa se arrastra por los púlpitos del mundo entero en peores condiciones que su predecesor. Para su pontificado elige el nombre de Pequeño Papa".
"Pequeño Papa" es una nueva serie de trece capítulos. Narra las aventuras de Pequeño Papa, un pontífice recién llegado al Vaticano que se encuentra con un montón de problemas que es incapaz de solucionar, puesto que no puede moverse ni comunicarse con los demás

viernes, marzo 04, 2005

Catedral

Pues me jode bastante publicar un nuevo comentario, fíjense. Mi texto anterior es una auténtica CATEDRAL, para qué nos vamos a engañar. En fin. Eso. Que Nacho ha vuelto. Sí, ya sé que nuestras vidas han sido un poco nachocéntricas últimamente, no sé por qué coño me estoy disculpando. Volvió ayer. Y para ser fieles a la leyenda no fuimos a uno sino a DOS karaokes. Terminé bastante mamado, claro, así que mi discurso acabó siendo circular. Debí de repetir unas cuarenta veces que "Los cronocrímenes" debería rodarse en inglés. Y eso que es algo de lo que ni siquiera estoy seguro. Es más: hoy pienso lo contrario.
Hicimos dos amigos. Dos amigos que nos acompañaron al karaoke Do Re Mi y después al karaoke Master Plató. Dos amigos que probablemente tenían intención de violarnos y matarnos, no necesariamente en ese orden, pero que debieron olvidarlo entre canción y canción. Nuestros mejores amigos.
Fuimos a recoger a Nahikari al aeropuerto. Tenía ganas de que le habláramos de su deslumbrante aparición en la alfombra roja. Le hablamos de eso y de las cosas que habían pasado aquí. Cosas deprimentes y ridículas. Ellos nos contaron las cosas que habían pasado allá. Cosas asombrosas y excitantes. Nos contaron que en Los Angeles los aseos son enormes y relucientes y que la ciudad es un fractal cuyo patrón es un supermercado. Nos contaron que en una parada de autobús un señor les dijo: "¡No os preocupéis, chicos! ¡El autobús llega en tres minutos!". Nos contaron muchas cosas.
Me encanta beber en el aeropuerto.
Me encanta beber donde sea, qué cojones. Como a todo el mundo

jueves, febrero 24, 2005

El hundimiento

El hundimiento es una novedosa aproximación a la figura de Adolf Hitler. La película es un retrato certero de uno de los personajes más controvertidos del siglo pasado y muestra algunas de sus facetas más insólitas.
La película cuenta las últimas horas del dictador alemán.
“En toda narración hay licencias dramáticas”, comenta el director de la cinta. “Que decidiéramos ambientar la historia en un burger en lugar de en un bunker tiene que ver, más que con una similitud fonética, con la incertidumbre de lo que ocurrió en esas últimas horas. Nadie sabe lo que pasó. Es tan sólo un modo de decir: Cuidado, chicos: sabemos que ocurrió algo, pero no podemos asegurar que realmente fuera esto”.
El hundimiento muestra a un Hitler, en muchos aspectos, desconocido. “Nadie sabe que Hitler hacía unos excelentes trucos con naipes. Teníamos que mostrar eso en la película. Nuestra misión era recordarle al espectador que Hitler no fue sólo un asesino de masas”.
La película no sólo se aproxima a la figura de Adolf Hitler. A lo largo de la cinta el personaje de Eva Braun adquiere una relevancia ascendente. “Escoger una actriz con síndrome de Down para el personaje de Eva Braun estaba relacionado, más que con la rima, con la certeza de que en un rodaje como éste íbamos a encontrar cientos de obstáculos. Nuestro razonamiento era el siguiente: si sabemos que los obstáculos son inevitables, ¿por qué no los ponemos nosotros mismos? La elección de una retrasada mental para el papel de Eva Braun parecía bastante obvia, éramos conscientes. Quién va a casarse con un señor que es un asesino. Pues una subnormal. Lo sencillo habría sido renunciar a la obviedad, por supuesto, pero renunciar a la obviedad también habría significado renunciar a los obstáculos. Si queríamos ser consecuentes teníamos que poner una piedra más en el camino”.
Una de las preocupaciones fundamentales del director es la idea de libertad. “La libertad es la mayor virtud de las sociedades democráticas. Sentíamos la obligación de recordarle eso al espectador aunque fuera a un nivel subliminal. Por eso no nos preocupaban demasiado los anacronismos. Debo reconocer que el hecho de que aparezcan teléfonos móviles en la película fue en principio un descuido, pero después nos pareció divertido. Más nos valía, porque ya habíamos rodado un setenta por ciento del metraje”.
Dos de los elementos más destacados de la producción son el elaborado trabajo de maquillaje y la audaz selección del reparto. “La labor de caracterización fue todo un reto”, asegura el director. “Coges a un señor, le recortas el bigote, le pones una gorra de policía y ya tienes a Hitler. Lo difícil es caracterizar a una mascota y obtener un Hitler verosímil. Por este motivo el personaje de Hitler es interpretado por un mogwai, una de esas simpáticas criaturas peludas que también aparecen en la película Gremlins. Las sesiones de maquillaje duraban días, semanas en ocasiones, pero al final todo ese esfuerzo se vió recompensado. Cuando miras la pantalla no ves un mogwai: ves a Hitler. Es cierto que debido a la diferencia de estatura con el resto de los actores hubo que utilizar algunos trucajes, pero eso es algo que apenas se aprecia en el resultado final”.
El director de El hundimiento reconoce su compromiso con el riesgo. “Teníamos que llevar nuestra apuesta hasta las últimas consecuencias. La idea de la crucifixión final es el resultado lógico de este propósito. No podemos saber si sucedió así. Sólo podemos sospecharlo”

domingo, febrero 20, 2005

La anécdota de la marihuana

SÁBADO
Nos pasamos el día bebiendo y en un momento determinado decidimos ir a recoger a Nacho al aeropuerto. Regresa pletórico, confuso y exhausto. Cenamos en su casa y nos cuenta la anécdota de la marihuana.

DOMINGO
Recojo a Antonia en Atocha. Regresa preocupada, confusa y exhausta. Vamos a cenar a un sitio en la calle Pez. Nacho cuenta la anécdota de la marihuana. Vamos al karaoke.

LUNES
Melancolía.

MARTES
El nuevo corto de Alex y Raúl se proyecta en Fotofilm. Llego tarde y nos vamos a beber por ahí. Cenamos en La Estrella. Nacho cuenta la anécdota de la marihuana. Alex intenta besarme. Terminamos en el karaoke.

MIÉRCOLES
Nacho llama. Unos periodistas de El Correo siguen su rutina diaria. Así que vamos al karaoke. También estamos en Picadilly, en los coches de choque, y en algunos bares. Al final aparece por sorpresa la madre de Nacho y nos eclipsa. Borja y yo nos hemos pasado toda la tarde pringando. Bebiendo. ¡Es nuestro reportaje! Eduardo nos invita a cenar en un japonés. Nacho cuenta la anécdota de la marihuana. Terminamos en una especie de puticlub.

JUEVES
Me encuentro fatal. Suicida. Se celebra la rueda de prensa de "7:35 de la mañana" en la SGAE. Nacho está muy brillante y divertido, y eso que ni siquiera cuenta la anécdota de la marihuana. Después se celebra un cocktail y después seguimos bebiendo. Empiezo a sentirme mejor, sabe Dios por qué. Por la noche conocemos a la novia de Borja y a sus amigos. Unos gilipollas. Seguimos bebiendo un rato y nos vamos a dormir.

VIERNES
Termino una animación. Melancolía.

SÁBADO
Planeamos una cena discreta en casa de Antonia. Se nos va de las manos e invitamos a veinte personas. Preparo unas ensaladas. Nacho vuela de regreso a Los Angeles

sábado, febrero 05, 2005

Somos idiotas

Cuando llego borracho a casa de Antonia hago una cosa bastante repugnante: me tiro en el sofá y enciendo mi último cigarrillo. Cuando me despierto con resaca en casa de Antonia hago una cosa bastante repugnante: me siento en el sofá y enciendo mi primer cigarrillo.
Nacho viaja camino de Los Angeles. Tiene bastantes motivos para no querer morirse. Eso es. Ayer volvimos a comer con Tones en La Selva. Les conté aquel documental sobre experiencias post mortem que había visto hacía un par de semanas. Respetables miembros del mundo académico trataban de explicarse cómo era posible que todos aquellos desgraciados conservaran la conciencia cuando su actividad cerebral había cesado. Según una de las hipótesis la mente y el cerebro estaban SEPARADOS. La mente, decían, no se corresponde con la actividad neuronal sino con determinadas estructuras subatómicas del cerebro. Por eso, debido a una propiedad llamada coherencia cuántica, la mente SOBREVIVÍA a la ausencia de impulsos eléctricos.
"Ojalá", dijo Nacho.
"Sí...", dijo Tones.
"Esto NO ES pseudociencia", dije yo.
Ya ven, aferrándonos como cualquier idiota a la esperanza de la vida eterna.
Entretanto, César, Nahikari y Antonia hablaban de vestidos

lunes, enero 03, 2005

Jesús

Estas Navidades he conocido a Jesús.
Jesús es el hombre que propina las mayores bofetadas del mundo. Su vida es insólita.
En mayo de 1936, dos meses antes del comienzo de la Guerra Civil, le dió un bofetón a su hija y le puso la cabeza del revés. Literalmente. Le rompió el cuello. Permaneció en prisión hasta que, dos años y medio después, la autoridad republicana decidió concederle el indulto. La munición escaseaba, así que Jesús fue trasladado al frente. Ejecutó a más de cuatrocientos nacionales a bofetones. Se los ponían en fila india y empezaba a repartir bofetones como rosquillas. Cuando terminó la guerra cayó en manos de las tropas nacionales y se convirtió en la nueva arma secreta de Franco. Ejecutó a miles de presos políticos durante la represión. Los ejecutaba por docenas. Se los ponían en fila india en el patio de la cárcel y repartía bofetones como castañas.
Jesús no se arrepiente de nada. Él seguía órdenes, dice, y la muerte que proporcionaba era más humanitaria que la de los pelotones de fusilamiento. Se arrepiente, eso sí, de haberle puesto a su hija la cabezá del revés, pero no se siente culpable. Entonces no era consciente de su don.
Ahora es un viejecito. Huele a orina y sus bofetones ya no son mortales. Pero les aseguro que todavía puede hacerles ver las estrellas