martes, julio 27, 2004

24

Cada llamada de teléfono es una amenaza. Cada esquina de Lavapiés, una célula terrorista. Cada reloj, una cuenta atrás. Pero "24" no es sólo un ejercicio de retroalimentación paranoica: es uno de las experiencias audiovisuales más trepidantes de la Historia. Antonia y yo hemos pasado la semana en Tarragona, con sus padres. Paseábamos en barco, bebíamos cava y vino rosado y departíamos con su familia. Y todo era muy agradable y divertido, pero no tanto como "24". Alfredo y Maribel se marcharon el viernes a una boda así que aprovechamos para ver trece episodios. Al día siguiente mentimos. Dijimos que sólo habíamos podido ver ocho porque habíamos salido a PASEAR por la playa. Playa mis cojones.
En los márgenes de "24" me dejaron llevar el barco y un señor se mareó mientras su mujer se moría de risa en la proa. Después le llevaron al médico y tuvo un ataque de nervios y se echó a llorar y le pusieron un tranquilizante debajo de la lengua. Esto nos lo contaba la mujer durante la comida, mientras el hombre dormía.
El domingo cargamos el DVD y las maletas en el coche y olvidamos el bolso de Antonia en la acera, con nuestros móviles, con TODO. Cuando nos percatamos, después de ochenta kilómetros de carretera, se me ocurrió llamar a mi número. Contestó un pollo. Quedamos en Casa Pedro. "Llevaré una camiseta de camuflaje", dijo. Regresamos y nos topamos con SALVADOR. El paramilitar que había recogido el bolso del Antonia. Le invitamos a un par de whiskies y nos contó que era alcohólico y que vivía con su madre. Le dimos las gracias y le prometimos una caja de vino

lunes, julio 12, 2004

Lagunas

Ha sido un fin de semana complicado. Demasiadas lagunas. Llamadas de teléfono intempestivas y amenazas de muerte. No me acuerdo de nada. El jueves cenamos en La Estrella y después estuvimos hasta las siete en el karaoke del aparcamiento de Mostenses. Era el cumpleaños de Alex. Después a Borja y a mí nos dió por tomarnos otra copa en el Laboratorio. Qué asco. Borja flirteaba con unas borrachas mientras un expresidiario buscaba motivos para matarme.
El viernes Beatriz celebraba una fiesta de disfraces cuyo tema era EL CINE. No hubo muchos disfraces. Bárbara se presentó vestida como la protagonista de la película de Eugenio. Era exactamente lo contrario a un disfraz. Un sueco intentó ligar con Antonia y dicen que le amenacé y que Nacho le dió un puñetazo, pero no me acuerdo. Dicen que luego fuimos a desayunar y que me quedé dormido encima de una mesa. Eso dicen, pero yo no me acuerdo de nada

jueves, julio 08, 2004

Histeria mística

Así debía de sentirse Linda Blair después del exorcismo. La semana pasada rodamos los anuncios. Qué calor, por los clavos de Cristo. En el anuncio de Alex y Raúl asaba panceta en una barbacoa y en el de Nacho la panceta era yo. Nos metieron en un coche, subieron las ventanillas y nos rodearon de vacas. Qué puedo decir de mi interpretación. No ha sido saludada con gran entusiasmo. Pero, qué coño, Nacho está satisfecho y yo también. YO TAMBIÉN, HIJOS DE PUTA. Después he asistido a una caótica semana de postproducción. Los productores eran unos tipos maleducados e incompetentes, igual que en las películas.
Mi hermana celebró una fiesta en la que habíamos puesto demasiadas esperanzas. Me emborraché y me eché a dormir. Me desperté con Antonia en el sofá con unos pies negros delante de mi cara. Bajé a por croissants y nos reímos un rato con un disco horrible que no nos dejaba dormir la noche anterior. Luis murmuraba una frase del disco en el duermevela y eso nos hacía mucha gracia. "La flor que crece en mi cabeza". Sí. Ya sé que así, contado, es una mierda